En un nuevo estudio que arroja luz sobre las bases neuronales del comportamiento antisocial, los científicos han hecho un descubrimiento importante sobre la química cerebral de delincuentes violentos diagnosticados con trastorno de personalidad antisocial, con y sin psicología. Sus hallazgos se publican en la revista. Psicología molecular.
La investigación revela un desequilibrio significativo en el cuerpo estriado, una región clave del cerebro involucrada en la toma de decisiones, entre dos importantes neurotransmisores, el glutamato y el ácido gamma-aminobutírico (GABA). Este desequilibrio, identificado mediante técnicas de imagen avanzadas, ofrece nuevos conocimientos sobre los mecanismos neuronales que contribuyen al comportamiento antisocial y violento, lo que podría allanar el camino para tratamientos innovadores.
El trastorno de conducta (TC) es una condición psiquiátrica diagnosticada en la infancia o la adolescencia caracterizada por patrones persistentes de comportamiento que violan las normas sociales, los derechos de los demás y, a menudo, de las personas o los animales: agresión, destrucción de propiedad, fraude, robo o violaciones graves. de las reglas.
El trastorno de personalidad antisocial (ASPD) es una afección diagnosticada en la edad adulta que implica un patrón prolongado de manipulación, explotación o violación de los derechos de los demás. Este trastorno a menudo se considera una continuación de los comportamientos adultos observados en la EC, pero con características más pronunciadas, como el desprecio por las normas sociales y la incapacidad de formar relaciones interpersonales estables.
La psicosis, a menudo considerada una forma más grave de ASPD, incluye falta de empatía, atractivo superficial, altos niveles de manipulación y falta de remordimiento. Mientras que el ASPD se centra en patrones de comportamiento, la psicopatía incluye estos patrones de comportamiento, así como rasgos afectivos y de personalidad específicos.
Investigaciones anteriores han identificado un subconjunto de personas diagnosticadas con EC en la infancia y posteriormente con ASPD en la edad adulta. Este grupo es responsable de una cantidad desproporcionada de delitos violentos y es el más difícil de tratar, en parte debido a la temprana aparición de los delitos y la alta prevalencia del comportamiento antisocial.
Sin embargo, los déficits en el procesamiento emocional y la toma de decisiones están asociados con este comportamiento anormal persistente durante toda la vida, especialmente en aquellos con características psicóticas adicionales, aunque los mecanismos neuronales específicos, particularmente en términos de los procesos de toma de decisiones, no se conocen bien.
Para explorar estos mecanismos, los investigadores reclutaron una muestra de 51 hombres, divididos en dos grupos: 30 delincuentes con ASPD, subdivididos en función de (14) o ausencia (16) de psicopatía, y 21 no delincuentes sanos. Los criterios de inclusión para delincuentes con condenas por delitos violentos y un diagnóstico de ASPD se basaron en los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, quinta edición (DSM-5). Los no delincuentes fueron reclutados entre la población general.
Al momento de la inscripción, los participantes se sometieron a una evaluación diagnóstica integral, incluida la entrevista clínica estructurada para los trastornos del DSM-5 (SCID-5-RV) y la lista de verificación psiquiátrica revisada (PCL-R), con acceso a sus antecedentes penales. Esta evaluación aseguró la clasificación correcta de los participantes en función de su estado diagnóstico y nivel psicológico.
La metodología del estudio gira en torno a la espectroscopia de resonancia magnética de protones (1H-MRS), que se realizó utilizando un escáner Discovery MR750 de General Electric de 3 Tesla. Esta técnica permitió a los investigadores cuantificar el equilibrio entre dos neurotransmisores críticos en el cuerpo estriado: el glutamato, que es excitador, y el GABA, que es inhibidor. Este equilibrio es importante para el buen funcionamiento del cuerpo estriado.
Los investigadores descubrieron que los delincuentes violentos con ASPD exhibían una alteración significativa en la proporción de glutamato a GABA en el cuerpo estriado en comparación con los no delincuentes. Esto sugiere un equilibrio anormal entre la transmisión motivacional e inhibidora en el cuerpo estriado, que puede ser un factor que contribuya a los déficits en la toma de decisiones observados en el comportamiento anormal y violento.
Curiosamente, al comparar subgrupos de delincuentes con ASPD, con y sin psicopatía, la proporción de GABA en el glutamato estriatal no fue significativamente diferente. Esto sugiere que los desequilibrios neuroquímicos en la transmisión excitatoria e inhibidora en el cuerpo estriado son una característica común del ASPD, independientemente de la presencia de características psicóticas.
Además, el estudio no encontró una relación significativa entre la gravedad de las características psiquiátricas, como la puntuación de la Lista de verificación psiquiátrica revisada (PCL-R), y la proporción de GABA dentro de los grupos de glutamato o no criminales. Esta falta de correlación respalda aún más la idea de que los desequilibrios neuroquímicos observados son una característica común del ASPD, en lugar de estar directamente relacionados con el grado de psicosis.
Si bien el estudio representa un avance importante en nuestra comprensión de los correlatos neuronales del comportamiento anormal, los autores reconocen varias limitaciones. El tamaño de la muestra, aunque suficiente para detectar diferencias grupales, fue relativamente pequeño, lo que puede haber limitado la detección de diferencias sutiles dentro del grupo ASPD.
Además, aunque se tiene en cuenta la influencia de factores externos, como el abuso de sustancias, sigue siendo motivo de preocupación respecto de la generalización de los resultados. Los investigadores también destacan la naturaleza transversal del estudio, que excluye conclusiones causales sobre la relación entre el estrecho equilibrio de neurotransmisores y el comportamiento antisocial.
De cara al futuro, el estudio abre varias vías para futuras investigaciones. Los estudios futuros pueden explorar las consecuencias funcionales de los desequilibrios de los neurotransmisores en el comportamiento, integrando potencialmente funciones neuropsicológicas para vincular directamente los resultados neuroquímicos con los procesos de toma de decisiones. Además, investigar la posibilidad de abordar los desequilibrios de identidad con intervenciones farmacológicas puede conducir a nuevas estrategias terapéuticas para abordar conductas anormales.
El estudio, «Regulación del glutamato estriado/GABA afectada por el trastorno de personalidad antisocial y la psicosis en delincuentes violentos», John Tolley, Andrea C. Perera, Arjun Sethi, Julia Grimm, Ben Cross, Steve CR Williams, Robert James Blair, escrito por Declan. Murphy y Nigel Blackwood.