Los estudiantes suelen considerar las sesiones de clase como acontecimientos aislados, cada uno de los cuales contiene un fragmento discreto de contenido. Los que toman apuntes durante la clase ponen la fecha en la parte superior y suelen dejar un espacio entre cada sesión, lo que refuerza visualmente su creencia de que los conceptos y el material no están conectados. Pero en la mayoría de nuestros cursos, el contenido de hoy enlaza con el material de la sesión anterior, así como con lo que viene a continuación. Sin embargo, en la vida de los estudiantes pasan muchas cosas entre las sesiones de clase y, si no prevén un examen, ¿cuántos repasan sus apuntes antes de llegar a clase? Así que el profesor empieza la clase con un repaso.
Hacer un repaso rápido es una buena idea, pero ¿qué tal si los alumnos preparan y presentan ese repaso? Eso es lo que hace la profesora Annie Blazer. Cada una de sus sesiones de clase comienza con un resumen de tres a cinco minutos de las ideas principales tratadas en la sesión anterior, y ese resumen es presentado por un estudiante. Cada estudiante se apunta para hacer un resumen, ya que se trata de una tarea del curso. Blazer comienza con el primero mostrando a los estudiantes lo que espera que cubra el resumen. Sus resúmenes deben contener los «tres elementos de mayor importancia» de la sesión anterior (p. 344). Para identificar estos elementos, Blazer remite a los estudiantes a las preguntas de debate que aparecen en el programa, a los objetivos del curso y a sus propias percepciones sobre los temas centrales de la unidad actual. «Para recibir el crédito completo en esta tarea, el estudiante debe identificar correctamente la información más relevante de una sesión de clase, resumir y priorizar esta información, y entregarla con confianza a la clase.» (p. 344)
Calidad
Esta tarea tiene varias ventajas. Refresca la memoria de los alumnos, recordándoles el contenido y los temas de la sesión anterior. Es una forma poco arriesgada de ayudar a los estudiantes a desarrollar sus habilidades de presentación. Tienen la oportunidad de practicar la expresión oral delante de sus compañeros y reciben comentarios del profesor. La calidad de un resumen preparado es mejor que si el instructor se limita a llamar a un alumno y preguntarle qué ocurrió la última vez que se reunió la clase. Enfrentarse a la presión de tener que hacer el resumen de la siguiente sesión motiva una toma de notas seria y detallada, seguida de cierta revisión y análisis de esas notas como preparación para dirigir la siguiente sesión de repaso. Existe la posibilidad de que estas dos actividades muestren a los alumnos el valor de tomar notas y revisarlas con detenimiento, y no sólo cuando están en la cubierta.
Son posibles varias iteraciones de la tarea. Si no hay tiempo para el repaso o se trata de un curso en línea, el resumen del alumno podría publicarse en el sitio web del curso. Podría formatearse como un documento único que los estudiantes pudieran descargar y utilizar como guía para repasar los apuntes de clase cuando se preparen para un examen. O tal vez lo que los estudiantes preparen no sea un resumen, sino una lista de tres o cuatro formas en que el material presentado en clase se relaciona con el material de la lectura asignada o con el contenido tratado en la unidad anterior.
Calificación
Podrían utilizarse diferentes opciones de calificación. Tal vez se trate de una tarea extra, que valga más si el resumen corresponde a una semana de sesiones de clase o a toda la unidad. Tal vez la preparación y publicación del resumen sea otra forma de obtener créditos por «participar» en el curso. Ya hemos escrito antes en este blog sobre el valor de ampliar nuestras definiciones de lo que cuenta como participación, de manera que los estudiantes a los que les cuesta hablar en clase puedan contribuir de manera que apoyen los esfuerzos de aprendizaje de los demás.
Esta actividad es un buen ejemplo de tarea de aprendizaje que los alumnos deberían realizar, en lugar de que el profesor lo haga por ellos. Está bien (y es fácil) que el profesor les haga un resumen, pero eso no les enseña a hacer resúmenes ni les obliga a enfrentarse al contenido para ver si lo entienden o no. Los profesores hacen tareas de aprendizaje como éstas para los alumnos, motivados por buenas intenciones. La mayoría de los alumnos, sobre todo los que no han asistido a clase, no van a resumir la sesión tan bien como el profesor. El resumen del profesor será preciso, bien organizado y coherente. Es un bonito regalo para los alumnos, pero no es tan valioso ni duradero como el que les enseña a hacer sus propios resúmenes.